
Voces de Chernóbil: Crónica del futuro
“Decidí ser una historiadora de sentimientos, no una historiadora oficial” – Svetlana Alexiévich
Toda persona es capaz de hablar de situaciones disruptivas que han provocado giros inesperados en su vida. Algunos, sobretodo aquellos que han participado en conflictos bélicos o que han experimentado catástrofes naturales, son capaces de describir personas y hechos que han supuesto un antes y un después en su persona. Pero ¿qué pasa cuando tu realidad se ve alterada por una catástrofe invisible? Cuando, en un pestañeo, aquello que te rodea ya no es la que era, tu realidad ya no es la misma; pero tú abres los ojos y todo lo que te rodea continúa tal y como debería ser.
La mayoría de las personas hoy en día conoce de la catástrofe de Chernóbil; la mayoría también desconoce qué supuso esa catástrofe para quienes la vivieron. La autora del libro “Voces de Chernóbil”, Svetlana Alexiévich, hace un crudo trabajo recopilando más de 500 testimonios de las personas y las familias que se vieron atrapadas, y que continúan atrapadas, en el trance de lo incomprensible. Desde personas que fueron arrancadas de sus casas, a quienes se negaron a abadonarlas; aquellas que se deshicieron en sus propias carnes, las que perdieron a sus hijos, aquellas que dejaron de respirar mientras caminaban por la calle, las que murieron de cáncer años después o aquellas a quienes la radiación sigue persiguiendo varias generaciones después.

A través de relatos cortos contados en primera persona, Alexiévich establece para su libro un nuevo hilo conductor de esta tragedia mediante un estado de perpetua incomprensión y la desazón de sus protagonistas.
Nacida por accidente en Ucrania en 1948, Svetlana Alexiévich es hija de un militar bielorruso y una maestra rural. A los pocos años de nacer, Alexiévich y su familia volvieron a Bielorrusia donde pasó la mayoría de su infancia; muy marcada por la inestabilidad política del país. En 1972, se graduó en periodismo en la universidad de Minsk y trabajó en numerosos periódicos, especializándose en grandes reportajes y libros de ensayo; y dejando de lado los artículos cortos que tanto éxito le suponían.
Es la creadora de su propio género literario, conocido como “novela de voces”, profundamente influenciado por su precursor, el escritor soviético Alés Adamóvich. Con este nuevo estilo, Alexiévich entremezcla el periodismo narrativo y ensayo literario para dar voz a la gente común y explicar, de la manera más realista y sencilla posible, la historia de la antigua Unión Soviética y de los actuales estados que formaron parte de ella, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha.

Su afán por contar nuevos puntos de vista a partir de grandes hechos históricos la llevaron a viajar por gran parte de Europa. En 1985 publicó su primer libro “La guerra no tiene rostro de mujer”, donde deja plasmadas numerosas entrevistas realizadas a mujeres que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Esto hizo que la despidiesen del periódico en el que trabajaba y a ser acusada de mancillar el honor soviético. Pero eso no la detuvo: en 1989 publicó su segundo libro “Jóvenes de latón”, compuesta por más de 500 entrevistas de aquellos que habían participado en la invasión soviética de Afganistán y que denunciaban la violación de derechos humanos.

Tras su publicación, Alexiévich se vio obligada a comparecer ante el Tribunal y más adelante, en 1991, a buscar asilo político. Desde entonces ha residido en diversos países europeos, sin posibilidad de regresar a Bielorrusia. Países que, desde los años noventa, han mostrado su apoyo a la escritora otorgándole numerosos premios; como son el premio Sandro Onofri en 2002, el National Book Critics Circle Awards en 2005, el premio de reportajes Ryszard Kapuscinski en 2011, el premio de la Paz de la Asociación Alemana del Libro en 2013, y el premio Médicis de ensayo en 2013.
En 1997 publicó su tercer libro “Voces de Chernóbil”, considerada por muchos la obra maestra de esta periodista y escritora. Tardó 10 años en recopilar todo el material de la obra a través del que presenta los testimonios de las víctimas que sufrieron el accidente nuclear que se produjo en esa ciudad. Este libro que tan bien retrata el increíble drama humano que supuso – y supone – para muchos esa catástrofe le ganó el Premio Nobel de Literatura 2015.
El haberse visto afectada personalmente por algunas de estas tragedias – huyendo de la guerra durante su infancia y, posteriormente, con la muerte de su hermana y la pérdida de visión de su madre a causa del accidente de Chernóbil – Alexiévich se ha convertido en una escritora que explora los dramas humanos hasta sus últimas consecuencias, logrando de esta manera transmitir la profundidad de la psicología humana y sus paradojas en momentos clave de la historia.